Lloret de Mar vivió una de sus mejores etapas artísticas con el modernismo gracias a las obras erigidas por algunos 'americanos' o 'cubanos', es decir, lloretenses enriquecidos en las Américas que volvían a su pueblo natal.
Entre estos 'cubanos' destaca Nicolau Font i Maig, conde de Jaruco (Cuba) que hizo restaurar y ampliar el monasterio de Sant Pere del Bosc, encargo que realizó el conocido arquitecto modernista Josep Puig y Cadafalch, e hizo construir el oratorio a la Virgen de Gracia, la Cruz de Término y El Ángel.
Otra obra destacable de esta etapa es la construcción del cementerio, uno de los mejores de la etapa modernista, con obras de Josep Puig i Cadafalch, Antoni Maria Gallissà, Bonaventura Conill i Montobbio y Viçens Artigas i Albertí.
